El voto del ministro Alberto Pérez Dayán fue decisivo en el fallo
Miércoles 6 de noviembre de 2024
Con el arribo de los 11 Ministros a la sede del Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, algunos en medio de aplausos y otros de abucheos, ayer se efectuó una sesión histórica y definitoria del futuro democrático de México.
Fue así porque en el fondo, la adecuada división y autonomía de los poderes públicos: Ejecutivo, Legislativo y Judicial, estaba en juego. Lo han repetido hasta la saciedad una mayoría concluyente de expertos juristas y analistas políticos en el país. Y todo parece indicar que la división… se ha diluido.
Cerca de las 10 de la mañana, tiempo del centro, el Pleno inició el debate sobre el proyecto de sentencia del ministro Juan Luis González Alcántara Carrancá para suprimir, entre otras cosas, el proceso de reforma que incluye la elección de jueces y magistrados. Pero más aún, así evitar que la política y sobre todo, la política partidista, tuviera éxito en cooptar y controlar al órgano jurisdiccional que dicta las sentencias más relevantes de la nación.
El análisis comenzó con la ministra Presidenta de la Corte, Norma Lucía Piña Hernández, quien apuntó que la decisión final sería retomada en los libros de historia en el futuro.
Sin embargo, minutos más tarde y en medio de una tensión latente, el centro de la simbólica balanza que representa la administración de justicia registraría el movimiento de un disenso no pronosticado. El ministro Alberto Pérez Dayán anunció desacuerdos con el proyecto: “No coincido con la propuesta sobre una nueva reflexión convencido de que esta acción de inconstitucionalidad, a partir de sus precedentes”, dijo, “debe considerarse improcedente y sobreseer”.
Para mayor incredulidad, el Ministro Pérez Dayán manifestó estar consciente del impacto de su decisión en materia de división de poderes, pero consideró que existen otras vías que protegen esos anhelos y que tienen como eje principal, no el combate de normas electorales, sino el reconocimiento y protección de los derechos humanos. La historia, sin duda, en su momento emitirá un veredicto implacable al contrapeso de ambas perspectivas.
Luego sobrevinieron votos que eran previsibles. Las Ministras señaladas como afines a MORENA, Loreta Ortíz Ahlf, Yasmín Esquivel Mossa y Lenia Batres Guadarrama, sostuvieron su negativa al proyecto de Alcántara Carrancá.
La sesión duró más de cinco horas, pero no se hicieron pronunciamientos de fondo. A favor del proyecto votaron los ministros Javier Laynez Potisek, Ana Margarita Ríos Farjat, Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena, la propia Norma Lucía Piña Hernández, Mario Pardo Rebolledo, Luis María Aguilar Morales y el promovente, Juan Luis González Alcántara Carrancá.
De modo que no se alcanzó el requisito de una mayoría calificada de 8 votos a favor del proyecto y en consecuencia, se desechó. Antes de la Reforma Judicial, bastaba con 6 votos a favor para dar curso a las sentencias del mismo tipo. Con el golpe del mazo y la balanza decantada, la votación también previno de incurrir en desacato al gobierno federal y al Congreso de la Unión.
Cabe recordar que 145 suspensiones contra la reforma judicial habían sido ignoradas por la presidenta Claudia Sheinbaum, el Consejo General del Instituto Nacional Electoral (INE), la Cámara de Diputados y el Senado de la República.
Esta decisión de la Suprema Corte, también ha sentado un precedente jurídico contra la facultad del propio organismo de ejercer el control constitucional de reformas aprobadas por la mayoría calificada de ambas cámaras del Congreso.
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