Rose Girone (1912), reconocida como la superviviente del Holocausto más longeva, falleció esta semana.

Muere a los 113 años en Bellmore, Nueva York.

Rose nació el 13 de enero de 1912 en Janów, entonces parte de Polonia bajo el Imperio austrohúngaro.

Girone y su familia se trasladaron a Hamburgo, Alemania, donde sus padres administraban una tienda de disfraces teatrales.

En 1938, contrajo matrimonio con Julius Mannheim y se establecieron en Breslavia.

Tras los eventos de la Noche de los Cristales Rotos, su esposo fue detenido y enviado al campo de concentración de Buchenwald.

Gracias a la intervención de un primo, obtuvo un visado que les permitió huir a Shanghái, China, en 1939, donde sobrevivieron vendiendo prendas de punto confeccionadas por ella.

Después de la guerra, en 1947, la familia emigró a Estados Unidos, instalándose en Nueva York. Allí continuó su pasión por el tejido, estableciendo dos tiendas de artículos tejidos en Queens. Atribuyó su longevidad a mantener un propósito en la vida, disfrutar de chocolate negro y el amor de su familia.

Su fallecimiento marca el fin de una vida de resiliencia y dedicación a preservar la memoria del Holocausto.

Considerando que quienes han sobrevivido a los diferentes campos de concentración nacieran en 1935 e ingresado a los mismos en 1939, rondarían los 86, y todavía existen noventeros que sobrepasaron la situación, pero mayores de cien años, es muy raro.

Definitivamente que este caso no sólo sobrepasa los estándares de vida, sino la calidad de la misma con fortaleza y ánimo para seguir adelante.

Sirva este ejemplo para no olvidar que, a pesar de las adversidades, uno es quien se instala en las mismas para padecerlas incluso después de sufrirlas, o asume afrontar lo venidero con las lecciones aprendidas.

F. S.