Domingo de Ramos
- Fernando Swain
- 13 abr
- 1 Min. de lectura
Actualizado: 15 abr
Relatado en los cuatro Evangelios:
Mateo 21:1-11
Marcos 11:1-11
Lucas 19:28-44
Juan 12:12-19

Preparativos
Jesús y sus discípulos se acercaban a Jerusalén y llegaron al Monte de los Olivos. Allí, Cristo envió a dos de sus discípulos a buscar un pollín (burrito joven) que nunca había sido montado, y les dijo exactamente dónde encontrarlo. Esto cumplía una profecía del Antiguo Testamento (Zacarías 9:9), que decía que el Mesías vendría "humilde y montado en un asno".
Entrada
Jesús lo montó y entró a Jerusalén. Mientras avanzaba, una multitud lo recibía con entusiasmo, tendiendo sus mantos en el camino (símbolo de honor y respeto) y cortando ramas de palmera para agitar y alfombrar su paso. Por eso se llama "Domingo de Ramos".
Clamor del pueblo
La gente gritaba:
“¡Hosanna al Hijo de David!
¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!
¡Hosanna en las alturas!”
“Hosanna” es una expresión hebrea que significa algo como “¡Sálvanos, por favor!”, pero también era una exclamación de alabanza.
Momento de Gloria y tensión
Aunque fue una bienvenida muy alegre y festiva, también fue un momento cargado de presión. Jesús estaba desafiando simbólicamente las expectativas del poder político y religioso: no entraba como un rey guerrero, sino como un rey humilde y pacífico.
Esta entrada provocó preocupación en las autoridades religiosas y marcó el comienzo del conflicto que llevaría a su arresto y crucifixión unos días después.
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