Inauguración del Big Ben en Londres
- Fernando Swain
- hace 2 días
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31 de mayo de 1859, uno de los símbolos más perdurables de la ciudad y del Imperio Británico

Situado en la Torre del Reloj (hoy conocida como la Torre Elizabeth) del Palacio de Westminster -reconstruido tras el devastador incendio de 1834-, el reloj comenzó a funcionar ese día, marcando una nueva era de precisión y modernidad para la capital británica.
Colosal obra de la ingeniería victoriana
El mecanismo del reloj fue revolucionario para su época, diseñado por Edmund Beckett Denison y construido por el relojero Edward John Dent (finalizado tras su muerte por su hijastro Frederick Dent), se destaca por su precisión sin igual.
La maquinaria, de casi cinco metros de diámetro, acciona cuatro enormes esferas que miran hacia cada punto cardinal desde lo alto de la torre.
Cada esfera, de más de siete metros de diámetro, está compuesta por 312 piezas de vidrio opalino y sostenida por una delicada estructura de hierro forjado.
La gran campana, fundida en la Whitechapel Bell Foundry, también se conoció como "Big Ben", nombre que más tarde se popularizó para referirse a toda la torre y el reloj. Con un peso de más de 13 toneladas, dio sus primeras campanadas el 11 de julio de 1859, aunque el reloj comenzó a funcionar el 31 de mayo a las 11 de la mañana por primera vez con su característico tono en Mi bemol.
Desde entonces, el Big Ben se ha convertido en un símbolo de la puntualidad británica, la estabilidad del gobierno parlamentario y la identidad nacional del Reino Unido.
Curiosamente, el nombre "Big Ben" se refiere oficialmente a esta gran campana, aunque popularmente ya se usa para referirse a todo el conjunto de torre, reloj y campana.
Algunos afirman que el nombre proviene de Sir Benjamin Hall, el comisionado de obras públicas cuyo nombre quedó grabado en los corazones del pueblo por su imponente estatura y su firme liderazgo.
Augustus Pugin, cuyo diseño neogótico dio forma a la torre, no vivió para ver completada su obra, pero su visión se materializa ahora en esta imponente torre de 96 metros, que ya se alza como un guardián del tiempo y del Parlamento.
A partir de ese día, cada campanada será un eco del poder, la puntualidad y la permanencia de la nación británica.
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