Atrapada por la narrativa
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Columna de opinión escrita por Luis Carlos Ugalde para el diario Reforma
Miércoles 19 de noviembre de 2025
Luis Carlos Ugalde
¿Creen que nos van a debilitar? ¿Creen que van a debilitar a la Presidenta por lo que gritan? ¡No! No van a debilitar a la Presidenta. ¡Soy más fuerte con el pueblo! Salgo a la calle y la gente me saluda. ¡Ese es el verdadero México! (palabras durante la conferencia mañanera del 17 de noviembre).
En lugar de encarar con empatía la protesta de muchos grupos -jóvenes Z y otros no tan jóvenes, médicos sin medicinas, madres buscadoras, trabajadores del Poder Judicial- y encauzar su enojo hacia una tarea conjunta para enfrentar al crimen organizado, la Presidenta optó por descalificar. Llamó violentos a los manifestantes, cuestionó sus motivaciones y dijo que no llenaron el Zócalo.
Ayer el coordinador de los senadores de Morena, en un tono de resabio chavista, dijo que es una "embestida desde la parte más oscura de la derecha mexicana" con apoyo internacional. Y mencionó las palabras ultraderecha y fascismo. Llamó a cerrar filas con la Presidenta como si el problema fuera la crítica al gobierno en lugar de la violencia criminal.
En la marcha del sábado -efectivamente- hubo infiltrados que propiciaron violencia y también políticos opositores que se colgaron (siempre ocurre y además tienen el derecho también de protestar), pero la mayoría de los que asistieron eran apartidistas enojados que simplemente reclamaban que los gobiernos cumplan con su obligación primigenia que es dar seguridad.
Según Pippa Norris, profesora de Harvard, el populismo es una narrativa que enfrenta al pueblo contra las élites y legitima un liderazgo personalista que reclama representar a la mayoría moral en contra de una minoría rapaz. Toda crítica se interpreta como un ataque al pueblo y a su proyecto histórico. Por eso cuando el gobierno enfrenta críticas sobre inseguridad, en lugar de admitir errores, escuchar demandas o buscar soluciones compartidas, las convierte en un ataque político de grupos con motivaciones perversas.
La narrativa populista convierte un problema de inseguridad en un conflicto moral. En lugar de discutir estrategias (policías, presupuestos, coordinación), el gobierno redefine la conversación: el problema no es la inseguridad en sí, sino "quién protesta" y con qué intención. Al final se busca evitar que la inseguridad (el mayor agravio ciudadano) se traduzca en un costo político para el gobierno.
Alberto Capella, ex director de Seguridad Pública de Tijuana, ha llamado a la Presidenta para que convoque a simpatizantes y opositores para enfrentar la inseguridad. "México no va a cambiar sus graves problemas si seguimos violentando a quienes pensamos distinto y tampoco quienes pensamos distinto vamos a lograr que el gobierno escuche si los insultamos".
Desafortunadamente ese llamado sensato no tendrá eco. El populismo vive del pleito y escuchar al otro es romper el relato del bien contra el mal: y si el populismo es un discurso, como dice Norris, el diálogo destruye la base moral del gobierno.
El problema para Sheinbaum es que, a diferencia de López Obrador -quien pudo navegar seis años con el mismo libreto sin que exhibiera fisuras o agotamiento-, el suyo enfrenta contradicciones cada vez más evidentes. El legado de corrupción, impunidad y fusión de grupos criminales con líderes políticos que heredó y que ella misma no quiere o no puede cambiar, resquebrajan la credibilidad del relato.
Por 20 años la mayoría de los mexicanos han tolerado la inseguridad y la violencia. Aunque ha habido expresiones esporádicas de fastidio -por ejemplo, la Marcha Blanca de 2004 en la Ciudad de México; o el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad encabezado por Javier Sicilia en 2011; o las movilizaciones por Ayotzinapa tras la desaparición de los 43 normalistas en 2014-, la indignación rara vez se ha convertido en una fuerza sostenida de cambio.
Pero ese miedo de la gente se vuelve enojo cuando los mismos políticos están coludidos con grupos criminales como el caso de La Barredora o porque encabezan operaciones de corrupción a gran escala como el caso del huachicol fiscal. Sheinbaum apenas cruzó el umbral de su primer año. Su actitud retórica anticipa que la degradación de la violencia continuará.
A base de tanto repetir el mismo discurso, la Presidencia se está achicando.
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Alertas minimizadas, mexicanos
desprotegidos
Columna de opinión escrita por Pascal Beltrán del Río para el periódico Excélsior
Miércoles 19 de noviembre de 2025
Pascal Beltrán del Río
Ayer, en su conferencia matutina, la Presidenta de la República fue cuestionada sobre la reciente alerta de viaje a México emitida por Canadá. Su respuesta fue que esos avisos “no sirven de mucho, pues siguen llegando turistas”.
Sin embargo, el problema no es que desde el extranjero se emita este tipo de advertencias, sino que los mexicanos enfrentan peligros en su propio país, de cuya magnitud se enteran de forma más rápida y completa a través de los ojos de diplomáticos extranjeros que mediante sus autoridades.
El consenso internacional, como puede deducirse de las recomendaciones y alertas emitidas por cinco gobiernos —Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, Francia e Italia, que pude encontrar, sin problema, en sitios oficiales—, dibuja un panorama para el que se recomienda “precaución incrementada” a nivel general, con zonas específicas que se marcan con un rotundo “no viajar” o “reconsiderar el viaje”.
Para los estadunidenses, la advertencia general es de Nivel 2 (“ejercer mayor precaución”), pero esta clasificación es un promedio que incluye zonas de Nivel 4 (“no viajar”) y Nivel 3 (“reconsiderar viajar”). Las restricciones para los empleados del gobierno, que se aconseja seguir a sus ciudadanos, incluyen no viajar entre ciudades después del anochecer. Los riesgos citados son homicidio, robo, secuestro y terrorismo.
Canadá coincide con la advertencia de “ejercer mayor precaución”. Subraya la frecuencia de delitos violentos como homicidio, secuestro, robo de vehículo y asalto. Además, previene sobre retenes carreteros, que no siempre son instalados por autoridades constituidas.
A los británicos se les avisa de la prevalencia de manifestaciones que pueden ser violentas, la existencia de criminales que se hacen pasar por policías y la extorsión por parte de agentes de seguridad genuinos. Enfatiza el riesgo de sufrir un secuestro exprés (para forzar retiros en cajeros automáticos), el aumento de la violencia relacionada con las drogas y el peligro de ser atrapado en el fuego cruzado de bandas rivales.
Las alertas del gobierno francés mencionan los frecuentes asaltos en el transporte colectivo. Sugieren pagar los “derechos de paso” en bloqueos carreteros, especialmente en Chiapas, para evitar agresiones. Hacen énfasis en la ciberdelincuencia y los intentos de extorsión telefónica. Señalan como zonas desaconsejadas a estados como Sinaloa, Tamaulipas, Guerrero, Michoacán, Colima y Baja California.
Por su parte, Italia subraya que la situación de seguridad en el país se ve afectada por la proliferación del crimen organizado y la delincuencia común, con enfrentamientos entre bandas rivales, y entre éstas y las fuerzas de seguridad. Desaconseja viajar a estados como Sinaloa (mencionando explícitamente una guerra entre facciones criminales), Guerrero, Michoacán, Sonora y Tamaulipas. Y recomienda minimizar excursiones fuera de los hoteles en la Riviera Maya para evitar quedar atrapado en tiroteos, como uno que ocurrió en Tulum, del que fueron víctimas varios turistas.
Este compendio de alertas extranjeras es un espejo implacable que muestra cómo se percibe a México desde el exterior: una nación de contrastes, donde el encanto turístico y la calidez de su gente conviven con un nivel de violencia y criminalidad que ya no se limita a zonas remotas, sino que ha permeado las carreteras, el transporte público e incluso los hoteles y restaurantes de las zonas más visitadas.
La mayor preocupación no es el efecto económico de una alerta de viaje, sino que el gobierno mexicano minimice las advertencias, al tiempo que es incapaz de avisar a los gobernados cuando hay situaciones de peligro inminente, como ocurrió el lunes en Michoacán, donde una joven indígena, Roxana Valentín Cárdenas, quien participaba en una caminata anual en la comunidad de Santa Fe de la Laguna, cayó muerta durante uno de los ataques que realizaron criminales para evitar la detención de uno de los suyos.
El desafío para el gobierno mexicano no es desestimar estas alertas, sino garantizar la seguridad de la población para que las advertencias internacionales se vuelvan obsoletas por la propia realidad pacífica del país.
























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