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Real independencia

Columna escrita por Sergio Sarmiento para el diario Reforma


Martes 16 de septiembre de 2025


Sergio Sarmiento

"La independencia económica es el

cimiento de la única clase de

independencia que vale un carajo".


H. L. Mencken

 

 

No, México no se hizo independiente el 16 de septiembre de 1810. En la madrugada de ese día el cura Miguel Hidalgo hizo un llamado a una insurrección contra "el mal gobierno", pero no pidió la independencia; entre sus demandas estaba preservar la corona de la Nueva España para Fernando VII, el Deseado, heredero legítimo de Carlos IV, quien por la presión de Napoleón había renunciado a la corona para que se le entregara a José Bonaparte, hermano del emperador francés.


Hidalgo dirigió un ejército popular que se fue nutriendo en su avance y saqueando ciudades. Tomó Guanajuato, tras irrumpir en la alhóndiga de Granaditas, donde se habían concentrado los realistas, y después Valladolid y Toluca. En el monte de las Cruces derrotó a un contingente realista, aunque sufrió bajas importantes. Estaba a las puertas de la Ciudad de México, pero no avanzó. En efecto, emprendió la retirada el 2 de noviembre de 1810 y más tarde fue derrotado en Aculco.


Hidalgo se refugió en Guadalajara y sufrió una nueva derrota en el puente de Calderón. Allende y otros líderes insurgentes exigieron su renuncia. Todos fueron capturados en Acatita de Baján, Coahuila, el 21 de marzo de 1811. Hidalgo fue fusilado el 30 de julio de 1811 y un indígena tarahumara le cortó la cabeza después de muerto. Su rebelión había durado solo 10 meses.


Si bien el movimiento rebelde no desapareció del todo, la independencia solo pudo consumarse tras un acuerdo entre Agustín de Iturbide, coronel de las fuerzas realistas en el sur del país, y Vicente Guerrero, el líder que mantenía la insurrección. El 21 de febrero de 1821 Iturbide leyó públicamente su Plan de Independencia de la Nueva España, el llamado Plan de Iguala; se arrancó los galones de coronel del ejército virreinal y los tiró al piso para aceptar el nombramiento de primer jefe del Ejército Trigarante, que entró a la Ciudad de México el 27 de septiembre de 1821. Al día siguiente, una Junta Provisional Gubernativa firmó el Acta de Independencia. Sí, la fecha real de la independencia de México es el 28 de septiembre de 1821 y no el 16 de septiembre de 1810, solo que la historia oficial se resiste a reconocerlo por el papel de Iturbide.


La independencia, sin embargo, no trajo prosperidad. La Nueva España fue un virreinato rico que, en su último año, 1820, alcanzó un producto interno bruto per cápita de 759 dólares, según el historiador económico sueco Angus Maddison. Medio siglo después, en 1870, la cifra había caído 11 por ciento a 674 dólares. La incertidumbre política, las guerras internas y el bandidaje fueron responsables de esta prolongada declinación. Solo cuando Porfirio Díaz llegó al poder en 1877 vivió el país un período de tranquilidad y retomó el crecimiento económico.


La mayoría de los mexicanos estamos orgullosos de nuestra independencia política, pero esta no se reflejó en una mayor independencia económica. En 1820 el PIB per cápita de Canadá era de 904 dólares, solo 19.1 por ciento más que el mexicano (Angus Maddison); el PIB per cápita de Canadá es hoy de 54,517 dólares, cuatro veces mayor que el nuestro, que alcanza 13,790 dólares (Worldometers.info). El de Estados Unidos se eleva a 80,706 dólares, seis veces más. Por eso los mexicanos hacen todo lo posible por ir a trabajar a esos países. La libertad política es importante, pero sin la libertad económica no sirve de mucho.


 

· ESTROFAS

 

Las llaman las estrofas prohibidas del Himno Nacional: la IV y la VII, que hacen referencia a personajes incómodos de la historia. En 1984 se estableció una versión oficial de cuatro estrofas que excluía la IV, que menciona al "guerrero inmortal de Zempoala", Santa Anna, y la VII que dice: "... de Iturbide la sacra bandera mexicanos valientes seguid". Se prohibieron en 1984; pero, curiosamente, sí se incluyeron en uno de los libros de texto de AMLO.


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Los 2 problemas de la Presidencia

Columna escrita por Carlos Puig para el diario Milenio


Martes 16 de septiembre de 2025


Carlos Puig

Han sido dos golpes bien dados.


El primer arresto por los recientes descubrimientos y decomisos de huachicol que involucra a la Marina y su gestión de los puertos y las aduanas, y la acusación y arresto de Hernán Bermúdez, ex secretario de Seguridad de Tabasco bajo el mando del entonces gobernador Adán Augusto López Hernández.


Ambas acciones del Gabinete de Seguridad de la presidenta Sheinbaum tienen en común que después de siete años en el poder, el “movimiento”, la “cuarta transformación”, como se nombran, actúa contra casos de corrupción de ellos mismos, de aquellos a quienes les dieron poder.


No hay, como lo siguen haciendo todos los días en la retórica, algún prianista a quien culpar, al pasado aquel del que, dicen, llegaron para rescatar al país.

No son, por supuesto, los únicos casos documentados de los últimos siete años, hay varios y grandotes, pero son los primeros en donde el gobierno federal actúa y en serio.

Consumados los arrestos ahora vienen los líos. Los judiciales y los políticos. El más serio es el de la Marina.


El ex presidente López Obrador les dio un poder inédito bajo el argumento de que ahí no había corrupción, que ellos sí eran confiables. Es cierto que la institución había siempre tenido una reputación que superaba a cualquier otra. Por muchos años lo decían los encargados, por ejemplo, de la seguridad civil y hasta las instituciones estadunidenses que preferían tratar con ellos que con el Ejército. Pero cuando se da tanto poder a una institución cubierta, además, en un halo de secretismo, sin supervisión civil, con argumentos de seguridad nacional, se abre la puerta para lo que estamos viendo.


El propio García Harfuch ha anunciado que no serán las únicas detenciones ni operativos. El tamaño del negocio ilegal es de tal tamaño que veremos más. ¿Qué hará el gobierno para que esto no termine en un reacomodo que no pare el delito, qué pedirá a la Marina como institución para que se evite?


Y luego está lo de Adán Augusto.


Queda claro en estos días que el tabasqueño no se amilana. Su comunicado después del arresto deja claro que no tiene ningún plan para dejar el liderato de Morena en el Senado o al menos bajar su perfil. Sabe o imagina su poder y ha preferido seguir con aquello de que los prianistas robaban más. ¿Qué hará Claudia?


Ya veremos cómo termina todo en tribunales. Hoy importa también ver qué se hará en el reacomodo del “movimiento” frente a estos escándalos.

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